No hay palabras para describir lo que se siente poder ver las torres y murrallas de la Alhambra, desde una cómoda alcoba, escuchando el rumor del río Darro. La habiación, preciosísima y tan grande como un piso.

Es el regalo que nos hizo un amigo, a mi novia y a mí, por nuestros tres años de noviazgo. Después de esta inolvidable experiencia en una enorme habitación difícil de olvidar, le digo a mi amigo, que me lo ha puesto difícil a la hora de llevar a mi novia, a otro hotel cuando nos casemos.

Falta una renovación de las instalaciones de las conducciones de agua sucio, podrido, oxidado y cuidar mejor la humedad en esta casa vieja un rincón detras del armario humedo-podrido con hongos. A pesar de la edad de la casa se escucha todo lo que pasa a las habitaciones vecinales. Una parte está en obras, porque faltan por completo habitaciones adecuadas de estar. Por lo tanto bastante ruido por la mañana. Tampoco hay un espacio con sillassofa etc. en la recepción. Desayuno pobre, todo de bote, café de cápsulas no la marca buena del Señor Clooney!, todo muy simple. Personal muy atento y agradable. Patio de la casa funciona también como museo para grupos turísticos. No es un ****.

Es imposible acceder con el vehiculo y eso es muy incomodo.