Alberto
Bewertung: 9
Junto a la plaza Santa Catalina, donde se celebra el acto central de los Carnavales de Las Palmas, frente al centro comercial de cuatro plantas donde puedes ir a tomar algo de comida rápida, a pocos pasos de la playa de Las Canteras y junto a un segundo centro de la ciudad con mucha vida de restaurantes (ojo, no bares de copas) se encuentra este Bed&Chic, un edificio de 3 plantas con pocas habitaciones (12), mimo en el detalle, amplios ventanales y nulo ruido de la calle que moleste el descanso. Baño pequeño y funcional (no se necesita mas, una buena ducha y un buen lavabo) las habitaciones son esa mezcla de antiguo y nuevo que tanto se lleva: trazos de modernidad con televisiones planas blancas de alta definición y una decoración nada agresiva en las paredes (pero muy modera) y en el baño que rompe con unos muebles antiguos españoles hechos a mano, de la época mas pop de los 70-80. Sin apenas zonas comunes cuenta, sin embargo, con un pequeño saloncito en el rellano del segundo piso con libros y unos sillones para socializar. Pequeños aseos exteriores y suelo neumático que recuerda lo que fuera ese edificio, una casa señorial de mucho postín. Pero la zona común mas interesante está en la terraza superior, donde se sirve el desayuno: croissant, pan tierno, algo de chacina (queso y jamón york), un zumo de naranja y cafelito de máquina (no de puchero, ni servido en jarras aguado o quemado). Si te levantas a la hora del amanecer (lo cual no es complicado por la diferencia horaria con la península, que, oye, se nota los primeros días), puedes desayunar viendo salir el sol. Las habitaciones son amplias, cómodas y operativas, tienen una pequeña cocina donde puedes hacerte un café, calentarte un vaso de leche o hacerte una tortilla; sillas cómodas y ropa de cama muy agradable, fresca y suave. Varios tipos de almohada y perfecto aislamiento acústico y lumínico a pesar de sus grandes ventanales y las terrazas de los bares inferiores (y soy un "jibia" del sol por las mañanas). Si, hay internet. Gratuito. A una velocidad muy decente. No es un hotel al uso, donde la recepción está abierta todo el día. Cuando entras tienes que llamar al telefonillo y la recepcionista, que es a la vez la directora del establecimiento, a la vez que te abre la puerta te da las llaves y demás. Es un encanto y con grandísimo conocimiento de la zona. Déjate recomendar para comer, visitar la isla o comer algo. A mejorar: mayor oferta en el desayuno y que en la terraza se pueda tomar una copa por la noche.
Aufenthalt im Hotel: Oktober 2014

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